VOLVER A PONER AL IMPERIALISMO EN CRISIS

VOLVER A PONER AL IMPERIALISMO EN CRISIS

La periferia imperialista: países dominados y oprimidos

El imperialismo sigue dominando a gran parte de los pueblos del mundo, ejerciendo su opresión en mayor o menor medida incluso sobre aquellos que lograron derrotarlo en sus propios territorios. Su dominio se extiende a todos los continentes, aunque en algunos casos —como en los países que construyeron el socialismo (principalmente China, Vietnam, Cuba y Corea) o en potencias capitalistas como Rusia, heredera de la revolución soviética— su influencia se limita a la opresión sin llegar a la dominación directa.

Sin embargo, estos países aunque son dueños de su propio destino en el sentido que dirigen sus economías y políticas sin tener que rendir cuentas a ninguna potencia extranjera, por no estar dominadas no dejan de estar oprimidas. Todas ellas, incluso la extinta URSS liberadas del dominio imperialista no dejaron ni un segundo de sufrir el aislamiento, la coacción, el sabotaje y el acoso imperialista. En definitiva, siguen estando oprimidas por este. Así, podemos decir que el imperialismo divide a los países a los que oprime en débiles y fuertes como China y Rusia.

La crisis imperialista

El imperialismo puede parecer invencible, pero su supuesta fortaleza depende más de la debilidad de sus opositores que de su propio poder. En tres ocasiones históricas estuvo al borde del colapso, siempre cuando el movimiento revolucionario en la periferia coincidió con levantamientos en el centro capitalista. La primera fue la Revolución de Octubre, que irradió por Europa y obligó a la burguesía a recurrir al autoritarismo, revelando la verdadera naturaleza del Estado: la dictadura de clase. La segunda fue la victoria del Ejército Rojo sobre el nazismo y el nacimiento de las democracias populares, seguidas en un tercer momento por el triunfo de la revolución china en 1949, que revitalizó el movimiento revolucionario en Europa pese a los acuerdos de la URSS con el imperialismo. La respuesta fue el terrorismo de Estado, con operaciones como la red Gladio y el sostenimiento de las últimas dictaduras europeas.

El problema en los países oprimidos fuertes

Para las naciones socialistas oprimidas pero resistentes, como China, el internacionalismo no es un recurso infinito. Las derrotas revolucionarias en los centros imperialistas las obligan a retroceder1, a buscar compromisos o incluso a enfrentar restauraciones capitalistas, como ocurrió con la URSS. La falta de organización revolucionaria en los países centrales no solo impide derrotar al imperialismo, sino que debilita a los Estados socialistas y agrava la opresión sobre los países más frágiles, como Palestina.

El problema en los países oprimidos débiles

En las naciones más vulnerables, la liberación nacional suele unir a fuerzas populares con sectores de las élites locales, pero la debilidad de las organizaciones socialistas dificulta una transformación revolucionaria genuina. En el mejor de los casos, se sustituye una opresión por otra, a veces peor incluso que la anterior. Su emancipación definitiva depende, en mayor medida, de la revolución en los centros imperialistas2.

¿Cómo volver a poner en crisis al imperialismo?

En definitiva, la historia reciente nos demuestra que el imperialismo no es invencible aunque aún no haya sido derrotado. Su base económica es la acumulación y concentración de capital a través de la reproducción ampliada explotando más y mejor al trabajo manual que de forma desigual coloca a unos capitalistas en ventaja sobre otros y conquistando nuevos mercados obteniendo ganancias extraordinarias. Esta es su lógica independientemente de quien gobierne en EEUU, la UE o en España. Pues debemos recordar una de las primeras tesis del materialismo histórico: las relaciones sociales son independientes de la voluntad3.

El imperialismo, al igual que el capitalismo anterior, desarrolla de forma desigual las formaciones sociales, políticas y culturales. De forma general divide al mundo en un centro imperialista y una periferia dependiente. Pero esta relación de dependencia es dialéctica, su cuartel general está en el centro imperialista. Así como también, este concentra las inversiones de alto valor agregado (ingeniería, tecnología y finanzas), el capital exportado a la periferia se dirige mayoritariamente a sectores de bajo valor agregado, como la industria textil o el ensamblaje, predominnado la explotación intensiva de la fuerza de trabajo. Sirva para ilustrarnos preguntarnos cuál es el país que cuenta con más bases y militares del imperialismo atlántico (EEUU y Alemania) al mismo tiempo que el peso de sus agencias de inteligencia (Alemania y Francia). Recordemos de nuevo otra tesis del materialismo histórico acerca de la importancia de la revolución en los países avanzados del centro imperialista4.

En definitiva, la experiencia revolucionaria que ha demostrado mayor éxito ha sido aquella que ha sabido lograr al menos tres unidades en el movimiento antiimperialista:

1 – La unidad de la clase obrera organizada para tomar el cuartel general de la burguesía imperialista: El partido de la revolución.

2 – Apoyo a los países oprimidos débiles. Solidaridad del movimiento antiimperialista de los pueblos que han iniciado la senda de su liberación nacional. Porque una vez conquistada esta, podrán dirigir sus esfuerzos hacia la revolución socialista.

3 – Apoyo a los países oprimidos fuertes. Porque de momento son los únicos capaces de mermar la base material del imperialismo, agudizando las contradicciones entre estos dificultando su unidad de acción.

Marc Ruiz Pons
Estudiante de Geografía e Historia (UNED) y militante comunista de Unión Proletaria
Hemos adaptado el artículo original de https://www.unionproletaria.com/como-derrotar-al-imperialismo/

  1. Esto ha sucedido a lo largo de toda la historia contemporánea, el ciclo ya cerrado de las revoluciones burguesas de los siglos XVIII y XIX, especialmente con las guerras de la Coalición contra la I República francesa (1793), dejó aislada a Francia, siendo “sitiada” a la vez por España, Gran Bretaña, Prusia y Austria. De haber contado con el suficiente apoyo exterior, especialmente de los “liberales” ingleses, la dirección jacobina de la revolución francesa hubiera tenido mejores condiciones para seguir desarrollándose en lugar de volverse conservadora con la reacción termidoriana. ↩︎
  2. En la memoria quedan éxitos como el movimiento revolucionario de Thomas Sankara en Burkina Faso, pero constituyen excepciones que, en el mejor de los casos, heredan estados y sociedades tremendamente vulnerables a la restauración. O en el caso de Palestina, en el caso de una derrota de Israel, pudieran ocupar su lugar regímenes como el de las monarquías árabes o incluso Turquía. ↩︎
  3. “El resultado general al que llegué y que una vez obtenido sirvió de hilo conductor a mis estudios puede resumirse así: en la producción social de su vida los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia.” K. Marx, Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política. ↩︎
  4. “Sin la ayuda del proletariado revolucionario de los países avanzados, el proletariado de los países atrasados no podrá mantenerse en el poder ni desarrollar su economía socialista…..Mientras el capitalismo no haya sido derrocado, la explotación de las naciones oprimidas por las naciones imperialistas será inevitable. En consecuencia, la lucha de los pueblos coloniales y dependientes por su liberación no puede separarse de la lucha del proletariado en los países imperialistas contra su propia burguesía.” (Informe sobre la cuestión nacional y colonial, 1920.) ↩︎