YOLANDA DÍAZ PIDE MÁS SANGRE

YOLANDA DÍAZ PIDE MÁS SANGRE

A la fecha de escritura de este artículo, hemos sido testigos de un espectáculo lamentable en el panorama internacional. Hemos podido ver como Donald Trump, desesperado por cerrar el frente bélico en Ucrania, ha humillado a un Volodimir Zelensky que no sabía dónde meterse, demostrando que, como decía Henry Kissinger: “es peligroso ser enemigo de los Estados Unidos, pero ser su amigo es letal”.

Este movimiento de Trump es señalado como una muestra de “pacifismo” por los que le apoyan y de “sumisión a Rusia” por los gobiernos liberales que se le oponen. Pero el autor de este artículo piensa que no es ni lo uno ni lo otro, si no el reconocimiento por parte de los Estados Unidos de que es incapaz de mantener dos costosos frentes de guerra de forma simultánea, mientras se prepara para unaconfrontación con la República Popular de China. La utilidad de Ucrania y Zelensky ha caducado: «Gracias por tus muertos, Zelensky, pero ya no nos importan. Por cierto: ¡qué desfachatez venir a la Casa Blanca sin esmóquin!».

Zelensky, confundido y con el rabo entre las piernas, regresa corriendo a Europa a pedir más dinero, y allí fue recibido con los brazos abiertos por los gobiernos “populares y de izquierdas”, muy preocupados por el aude fel fascismo en los países miembros de la Unión Europea, pero que miran a otro lado ante la evidente plaga fascista que hay en el ejército ucraniano.

Primeramente, Europa estaba confusa con la retirada del apoyo militar estadounidense a Ucrania y la presión de los Estados Unidos por incrementar el presupuesto dedicado a la OTAN. Sin saber qué hacer, tocaba reorganizarse.Así que las mentes más preclaras de la política europea se pusieron a pensar y concluyeron: «¡hemos de salir de la OTAN!». El lector puede pensar que esto es positivo (¡y lo es!): la disolución de la entidad imperialista dedicada a servir a los interesos de la burguesía internacional, que al fin llega. Pero no son todo buenas noticias: una supuesta salida de la OTAN por parte de Europa no sería una tardía inspiración antiimperialista, no. Lo que busca Europa es margen de maniobra para ejercer su imperialismo sin la molestia de Trump diciendo qué hay que hacer.

Y así, Europa comienza a emitir el siguiente mensaje a sus ciudadanos: «Nos toca hacer frente militar común en Europa, ¡vaciad los bolsillos, que esto no se paga solo!». El Reino Unido ya ha anunciado que enviará 2.600 millones de euros para continuar la guerra en Ucrania y, en un acto que no sorprende a nadie, Pedro Sánchez ya nos ha avisado que tendremos que “flexibilizar las reglas fiscales” para financiar esta nueva aventura imperialista, aceptando de buen grado las imposiciones de la Unión Europea de recortar (aún más) el presupuesto en sanidad y educación. Solamente podemos suponer que a Sánchez, como buen heredero de Felipe González, le emociona poder protagonizar una nueva ocasión para poder integrar a España en una alianza militar que defienda los derechos de la burguesía occidental.

Y, al igual que con el caso de Sánchez, no sobran los socialdemócratas que pretenden vender esta resurrección del sueño febril de Charles de Gaulle de formar un ejército europeo como una oportunidad para conformar una “Europa de los pueblos”. Presenciamos, por enésima vez, la traición de los socialdemócratas a la causa de la clase trabajadora.

Cabe preguntarse, también: ¿dónde comprará Europa las armas con estos extraordinarios gasts? Probablemente del mayor proveedor de armas del mundo: los Estados Unidos. ¡Ah! ¡La independencia militar europea es maravillosa! Una broma que se torna aún más macabra y demencial si tenemos en cuenta que, mientras que Europa amplía el presupuesto militar, mantiene la permanencia en la OTAN y acepta de buen grado el incremento del porcentaje del PIB destinado a armar y mantener esta institución.

Y al fin llegamos a nuestra querida Yolanda Díaz, una socialdemócrata de pies a cabeza que afirma que España dará “apoyo incondicional” a Ucrania en su conflicto. «Hasta el último ucraniano, Zelensky», le ha faltado decir a Díaz después de toda la verborrea para justificar el continuar sangrando a Ucrania. La vicepresidenta que en abril de 2024 se mostraba en contra del aumento del presupuesto militar –aunque no tanto como para romper el pacto de gobierno–, ahora está a favor de un nuevo pacto para garantizar “la autonomía estratégica” (sin mencionar de quién) y un nuevo “pacto de defensa”. ¿Defensa de qué? Continuamos alimentando el fantasma de la invasión inminente de las “malvadas hordas rusas”? ¿Ignoraremos que esta guerra no comenzó en 2022, y es producto de la expansión otanista hacia las fronteras rusas? ¿Ignoraremos también las repetidas agresiones del ejército ucraniano a la región del Donbás? ¿Hasta cuándo daremos apoyo a un ejército que no tiene vergüenza en mostrar iconografía fascista, portar emblemas del cráneo de las SS y idolatrar como a héroes nacionales a históricos colaboradores fascistas como Stepan Bandera?

¿Cómo ayuda toda esta «reconfiguración», –en boca de Díaz– a la situación material de los trabajadores de España? Suponemos que no nos encontramos al nivel intelectual de la vicepresidenta del gobierno, y que ella sí que sabe cómo puede ayudar a los trabajadores españoles prolongando una guerra que nada más queh a aumentado el coste de vida de los ciudadanos de Europa.

Suponemos, también, que hay coherencia interna en mantener una fachada de indignación frente al genocidio que Israel perpetua en Palestina –¡pero no tanta como para romper relaciones comerciales!– mientras exigen que la guerra continue en Ucrania. Lágrimas de cocodrilo para los mártires palestinos y más fuego a la máquina de guerra europea en Ucrania. ¡Más muertos, Zelensky! ¡Más! ¡Los intereses europeos exigen más sangre!

Tan desastrosa es la actuación de los gobiernos liberales de Europa que, con su belicismo irrefrenable, han conseguido que un Trump que ha dicho abiertamente que quiere hacer una limpieza étnica en Gaza, quede como el “pacifista” de todo este circo. Así quieren frenar el avance de la extrema derecha en Europa: ignorando los problemas económicos de los trabajadores de sus países a la vez que alimentan la aventura imperialista en la frontera oriental. Y, mientras tanto, promocionan el discurso de que si no estás a favor de continuar con la guerra y la muerte de los ucranianos en defensa de los intereses europeos es que, indudablemente, estás a favor del maldito Putin. ¡Un espía ruso! ¡Un vendido al Kremnlin! Para esta gente, estar a favor de la paz en Ucrania es lo mismo que desertar y jurar lealtad a Rusia.

Una vez más, los partidos liberales muestran su cara y su sed de sangre por mantener los intereses económicos de una Europa que se vuelve cada vez más pequeña e irrelevante en un panorama internacional que se escapa de su control.

Suponemos que, de aquí unos años, cuando Ucrania sea una ruina irreparable a causa de la ambición europea, Yolanda Díaz dirá que ella siempre estuvo en contra de la guerra.Hasta que llegue ese día, pagaremos la fiesta de la sangre.


KINZHAL